Cuando se compra o se vende un futuro
se adquiere un compromiso de compra o de venta a plazo, el precio de esa
operación a plazo se fija al momento en que el comprador y el vendedor se ponen
de acuerdo en la transacción.
En dicho momento ninguna de la partes
paga cantidad de dinero entre si, sin embargo tanto comprador como vendedor
debe constituir una garantía frente a la Cámara de Compensación por un
determinado porcentaje del valor del contrato.
Diariamente, en función del valor
del respectivo contrato en el mercado,
se abonaran las ganancias en la cuenta de la parte contratante que sea
beneficiada por la fluctuación de precio del mismo y se cargan las perdidas en
las cuentas de la contraparte.
El precio de cada contrato cambia en
cada momento en función de las expectativas que tenga en el mercado, las cuales
se reflejan en la interacción de la oferta y la demanda.
·
Activo
Subyacente.
·
Volumen
del Activo Subyacente.
·
Fecha
de Vencimiento.
·
Forma
de Liquidación.
Gestión
de la Posición
Cobertura: Para cubrir riesgo.
Especulación: Para asumir riesgo.
Arbitraje: Captura de beneficios sin
riesgo.
El precio de un contrato de futuro se
forma en base al precio del activo subyacente al contrato en el mercado de
contado (spot), corregido por un factor del financiamiento que lo capitaliza
hasta la fecha de vencimiento del contrato. Esto significa que al precio de
contado se le debe sumar el costo neto de financiamiento, o costo de acarreo de
la posición (Cost of carry).
El costo de financiamiento son todos
los costos que se generan durante el período considerado. En sí es el valor en
el futuro de las Materias Primas = Gastos de almacenaje, seguro asociado, coste
de coste de oportunidad (Inversión de dinero a una tasa libre de riesgo). Precio
futuro = Precio Contado + Costo de Financiamiento o Costo de Acarreo. Este
costo de acarreo o financiamiento varia en función del tipio de activo
subyacente que se trate.
Siempre ha existido la preocupación
por los riesgos financieros, pero en los últimos años ha ido adquiriendo una
importancia progresiva a nivel mundial, producto de los cambios generados en
las empresas de inversión, crédito y actividad aseguradora, originados en su
gran mayoría por el proceso de liberalización e internalización de los
respectivos sistemas financieros nacionales.
La gestión y control de riesgos
consiste en situarse en un punto intermedio, obteniendo un equilibrio adecuado
entre la rentabilidad y el riesgo que permita incrementar el valor para el
accionista.
Sin embargo es importante tener en
cuenta que la concepción de los riesgos de las entidades bancarias estará
establecida, al menos, por las autoridades supervisoras, por las sociedades de
calificación crediticia, por sus prestamistas y por sus propios accionistas.
Las tendencias modernas de la supervisión van encaminadas al establecimiento de
mecanismos y/o medidas de auditoria interna, de procesos y procedimientos, de
control y gestión de los riesgos financieros (de crédito, de mercado, normativo
y operacional), que incentiven la gestión profesional y prudente de las
entidades, sin inferir excesivamente en los procesos de tomas de decisiones.
Parámetros utilizados por Sociedades
de Rating y los prestatarios que permitirán analizar las distintas actividades
realizadas y valorar que obtiene la entidad al asumir el riesgo: Determinan el
riesgo asumido por la institución, quienes son, como generan sus rendimientos,
que capital asignan a cada unidad de negocio, que rentabilidad se obtiene en
cada una de ellas, que instrumentos de cobertura de riesgos están siendo
utilizados y la fiabilidad de los modelos internos de auditoria y control y
gestión de riesgos que se utilizan para la toma de decisiones.
Los accionistas van a valorar el
riesgo en base a lo que ellos esperan que la entidad haga. Dentro de esta
concepción progresista de la gestión de riesgos se plantea la cuestión relativa
a la utilización eficiente de los nuevos modelos de auditoria interna, internos
o normatizados y su aportación de valor en la gestión y control de los riesgos financieros,
como factor estratégico para la toma de decisiones en las entidades
financieras.
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